En Francia no paraban de preguntarme: ¿Por qué tenéis rey?
Al principio intentaba explicar lo poco que conocía sobre la Transición Española; decir aquello de: “El rey tuvo un papel importante en la democratización del país.”; o: “No pero si el rey no pinta nada.” (Lo de que era un personaje pachanguero prefería ahorrármelo). Pronto mis respuestas me parecían más y más absurdas y a lo largo de las conversaciones me di cuenta de que, en realidad, la posibilidad de eliminar dicha institución era improbable. Así que decidí realizar un acto simbólico: a partir de una pieza de jamón dulce esculpí una corona para luego guillotinarla, cortarla a lonchas y repartirla entre el público asistente a una de mis inauguraciones.
Las fotografías de la performance son de Oscar Ciutat